El Museo Metropolitano de Lima y la Cultura del Espectáculo
El MET Lima ha sido cerrado por la nueva administración edil, sin un motivo real. Los medios de comunicación masiva han transmitido la idea de ¨estado de abandono¨. ¿Con qué argumentos?
Hace una semana decidí comenzar a escribir una columna de opinión en lamula.pe porque sentía que necesitaba un espacio más amplio que el de las redes sociales para poder expresarme. Porque había demasiadas cosas que quería decir y no encontraba cómo. Y porque no me siento representada de ninguna manera por los medios de comunicación masivos ni tradicionales, que informan a medias y lo que les conviene.
La nueva administración edil, que apenas tiene una semana en el cargo, ha comenzado cerrando todos los programas y espacios culturales que dejó la administración anterior. A Susana Villarán se le pueden criticar muchas, muchísimas cosas. Menos el trabajo desde la Gerencia de Cultura. Lo hecho en la ciudad de Lima no tiene ningún precedente. Si tienes alguna duda, date el trabajito de bajarte este enlace:
http://www.limacultura.pe/sites/default/files/escritorio/memoria_lima_cultura.pdf
Se puede hablar de muchos puntos referentes al tema de la Gerencia de Cultura y los espacios cerrados. Ya varios lo han hecho en este mismo portal con artículos más que consistentes y esclarecedores. Yo me quiero centrar en un espacio: El Museo Metropolitano de Lima.
Este es quizás el espacio que más ha sufrido los embates de la nueva administración edil. Probablemente, porque - entre otras cosas - tienen la falsa idea de que ese espacio "les pertenecía" y por eso se hicieron cambios fundamentales en él "casi como una venganza". Como se recuerda, esta fue una de las "obras emblemáticas" de la última administración de Luis Castañeda Lossio. Fue inaugurado durante su gestión con una inversión de 35 millones de soles. Suele ser esta obra el caballito de batalla de Castañeda y compañía cuando se le critica que nunca le dio importancia a la cultura.
Fue inaugurado con bombos y platillos, anunciando que era lo último en tecnología y que contaba la historia de Lima como nunca nadie lo hizo. Las primeras semanas la gente hacía colas de cuadras, cual concierto, para entrar a ver sus instalaciones. Una locura. Nadie nunca antes en esta ciudad había hecho cola para entrar a un museo. "Es un éxito" se dijeron todos. El periodismo nacional hizo una amplia cobertura de este hecho sin precedentes y se elogiaba lo moderno de sus proyectores, lo último de las tendencias en material audiovisual y lo divertido que resultaba, casi casi como ir al cine.
A lo que nunca le dieron cobertura, fueron a las voces autorizadas que hablaban de lo mal hecho que estaba ese museo a nivel de contenidos. Un museo que nos contaba una historia repetida que ya todos conocíamos, solo que a través de videos y divertidos hologramas y con tecnología de punta.
Era un recorrido plano, superficial, frívolo; que no te hacía reflexionar, que no te retaba, que no te mostraba otra mirada de la ciudad, que te convertía en un mero espectador pasivo que al salir no tenía nada nuevo en qué pensar. No provocaba la necesaria identificación del espectador con su ciudad, no te involucraba en su historia, no te permitía cuestionar nada ni te permitía generar un verdadero vínculo emocional con nuestra compleja diversidad.
Las salas prehispánicas no hacían que el espectador se volviera parte de esa Lima antigua, no te involucraban con ese saber. Probablemente te quedaste con la escena de una batalla fantástica en 3D entre los Wari y los Lima (¿?) con escenas gore incluidas, imaginada en la mente de algún guionista.
Las escenas históricas eran mera recreación de láminas Huascarán con las actores de Iguana y bonitos hologramas. Mejor ahí me detengo.
Incluso la sala donde se hablaba de la migración en los años 70 (y mucha de la gente que fue a visitar el museo había vivido esa época) era casi un mero producto publicitario. ¿Dónde estaban los conflictos que le cambiaron la cara a Lima? ¿La tensión social? ¿Dónde la autocrítica? ¿Dónde el reconocimiento a la diversidad cultural más allá de los carteles chicha?
Era pues, un producto cinematográfico. Y no uno bien hecho. Era estilo blockbuster con mucha acción y cero argumento.
La historia de la ciudad había sido banalizada y presentada cual enlatado televisivo, con recursos histriónicos disforzados y recursos audiovisuales mal aprovechados. A nivel educativo y pedagógico, cero. Se priorizó el espectáculo. Y el peor argumento que escuché fue: "pero a la gente le gusta y está yendo. Salen contentos ¿Cuándo han querido ir a un museo?". O sea, si a la gente le gusta, cumplió su cometido. Más o menos el mismo argumento de por qué existen programas como Al Fondo hay Sitio, Combate o Esto es Guerra. "Pero si a la gente le gusta".
Además sin considerar el altísimo costo de mantenimiento de equipos tecnológicos para el correcto funcionamiento de esa muestra. Con seguridad los costos de operación y mantenimiento eran gigantescos. ¿Valía la pena? Para algunos seguramente sí. En mi humilde opinión, antes de mantener un costo tan alto para algo que está mal hecho, mejor realizo cambios: reduzco la muestra permanente, la mejoro y creo otros espacios más didácticos, más pedagógicos, más educativos en una palabra.
Creo que eso se hizo con el Museo Metropolitano durante la última gestión edil. Es falso que el Museo estuviera abandonado. Es falso que no tuviera público. Es falso eso de que "lo dejaron morir". Seguro no hacían colas de cuadras para entrar, pero sus asistentes recibían valiosa información y formación. ¿Sabías que allí había muestras temporales como "Lima, territorio y memoria", "¡Ejemplos a seguir!" (sobre el cambio climático), talleres educativos, un club de pequeños lectores, entre otras cosas?
Que se podía mejorar aún más, seguro que sí. Que le faltaba crecer, también.
Ayer, el diario La República compartió un video con el encabezado "Extrabajadora edil reparte volantes sobre despido masivo de la MML". (http://www.larepublica.pe/09-01-2015/facebook-extrabajadora-edil-reparte-volantes-sobre-despido-masivo-de-la-mml)
Inmediatamente comentarios malintencionados diciendo "cuánto le estarán pagando por hacer eso" y cosas peores. Bueno, los súper periodistas de esa casa editora ni se dieron el trabajo de averiguar bien, porque no repartía volantes de ningún tipo, repartía material educativo del MET (Museo Metropolitano de Lima), para que la gente se enterara de lo que allí se estaba haciendo. Y lo hacía por voluntad propia. Porque la cultura le importa. Porque quienes trabajamos en cultura, lo hacemos con verdadera pasión. Y lo digo con convicción porque yo la conozco y sé que nadie le paga. Y no somos partidarias de ninguna agrupación política. Solo somos ciudadanas con capacidad de indignarnos.
Hoy vi esta nota en el Comercio:
Luis Llosa en primera plana:
Tendencioso es lo menos que se me ocurre. Manipulación mediática es otra palabra que viene a mi mente. Disculpen, ¿Luis Llosa es alguna autoridad en museos, en gestión cultural o en educación? Esperen, ¿Luis Llosa es alguna autoridad en cine de calidad? Los que vieron Anaconda saben a qué me refiero...
El teatro, la música, la danza, la televisión, el cine - incluso en sus vertientes más comerciales - pueden ser simples artefactos de entretenimiento o ser productos complejos que - sin dejar de entretener - te inciten a cuestionar, a reflexionar, que provoquen, critiquen y creen conciencia. Luis Castañeda Lossio y compañía nos enseñaron que los museos y la cultura también podían ser banalizadas y convertirse en meros artefactos de entretenimiento sin contenido.
El desarrollo de una ciudad no se da únicamente con obras de cemento, escaleras, pistas y veredas. Por supuesto que son importantes. Indispensables. Pero si una gestión edil solo se detiene en esos puntos, entonces no está construyendo ciudadanía ni está generando mejores ciudadanos para el futuro. Solo atiende lo urgente.
Y si su visión de cultura se traduce en más cemento y en "entretener a la gente", lo que va a ocurrir es que generará personas sin identidad, sin autoreconocimiento, sin autocrítica, sin reflexión, sin respeto ni tolerancia; que tenderán a repetir los ciclos de carencia y necesidad en las siguientes generaciones.
La cultura no debería estar sujeta ni al ¨costo-beneficio¨ ni al alcance de una supuesta estabilidad económica y/o social. Una de las falacias más grandes que repiten los políticos y empresarios es decir que no se puede invertir en cultura porque somos países pobres con necesidades más grandes y urgentes que atender. Por si ellos no lo saben, la cultura está considerada dentro de los derechos fundamentales del hombre, según la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Me permito tomar esta cita, que hace referencia a población escolar, pero que puede ampliarse a todos, para ilustrar bien la idea:
"(...) considero que el patrimonio puede contribuir a desarrollar actitudes críticas y reflexivas hacia al pasado y el presente, para que el alumnado sea capaz de implicarse de manera activa y constructiva en su medio social, cultural y político. Además, de esta manera podrá aprender a ser respetuoso con otras formas de vida, con otras maneras de pensar y de sentir; podrá respetar las otras culturas que le rodean teniendo como a referente los Derechos Humanos"
"El Valor Educativo y el Uso Didáctico del Patrimonio Cultural" Neus Gonzáles Monfort.(Por si a alguien le interesa, este es link para el artículo completo: