Lima y la inesperada virtud de la ignorancia
Cuando la cultura y la educación son relegadas por "cosas más urgentes que atender"
El mural de la imagen de arriba ya fue borrado, sin embargo era sumamente premonitorio: un niño coloca ladrillos sobre unos libros en una metáfora de superponer las "obras" a la educación y al pequeño les salen unas orejas y un hocico de burro.
Ayer, el burgomaestre limeño anunció el borrado de todos los murales del Centro Histórico porque "no van con la ciudad" y porque "hay una ordenanza de 1994 que así lo indica".
Mucho ya se ha hablado y escrito sobre "la ignorancia, desfachatez y torpeza de Castañeda Lossio, solo superada por su cinismo canalla" (Paco Bardales dixit). No obstante, lo que realmente me preocupa es es la enorme cantidad de gente que está de acuerdo y aplaude sus "medidas".
¿Han leído los comentarios del público sobre esa noticia? Eso es lo que debería disparar las alarmas de alerta. Y no necesariamente es opinión de gente de sectores D/E... por el contrario, mucha es gente con estudios superiores. Por nada no ganó con 55% de votos.
La gran tragedia de este país y esta ciudad es que estamos viviendo las nefastas consecuencias de una política que durante los últimos 25 años ha privilegiado exclusivamente lo económico y donde la educación y la cultura se han relegado de forma sistemática a último lugar porque "hay cosas mas urgentes que atender".
La crisis política, económica y social vivida a fines de los 80's y a inicios de los 90's hicieron necesarias algunas medidas de urgencia. Por si alguno no lo recuerda o no lo sabe, el Shock de Fujimori fue propuesto por Vargas Llosa en su campaña y eso le restó muchos puntos.
Era necesario, así como seguro era necesario en ese momento liberalizar el transporte o militarizar las universidades nacionales. Pero esas debieron ser medidas transicionales mientras se diseñaban políticas económicas, educativas, de transportes, de salud, etc. de mediano y largo alcance que apuntaran a un verdadero desarrollo del país.
Lamentablemente se perennizaron porque las medidas populistas dan réditos políticos inmediatos y la demagogia vende, sobre todo cuando 5 años antes tenías que hacer cola para comprar pan y leche. Y las ansias de poder del gobierno engendraron corrupción, asistencialismo y medidas populistas altamente idiotizantes (no sé si este último proceso fue manipulado conscientemente o producto de su mediocridad).
Fujimori se fue, pero los gobiernos que le siguieron continuaron perennizando la mediocridad y alzando la bandera del desarrollo económico como caballito de batalla, sin profundizar en otros cambios estructurales que permitieran sostener en el tiempo dicho crecimiento. Nuestra bonanza, como tantas veces la historia nos ha enseñado, estaba supeditada a circunstancias externas. Ahora que la crisis mundial acecha y nuestra economía se desacelera, el país continúa atascado en una mentalidad cortoplacista, demagógica y mediocre.
Vivimos en una sociedad que privilegia lo material y lo inmediato (y su eufemismo es el cemento de las obras) y que no es capaz de ver a largo plazo ni pensar en un desarrollo integral. Nuestras autoridades son solo el reflejo de nuestras taras, nuestros complejos, nuestros prejuicios, nuestro conformismo.
Es triste y lamentable que una mayoría opine igual y/o avale a Castañeda, a Julio Rosas, a Tubino, a Eguren, a Martín Belaúnde (el de los bikinis). Lo hemos visto en las últimas semanas: temas como la ley del acoso callejero (y sus detractores), la unión civil, las "medidas" del alcalde. El verdadero problema es el ciudadano que no ve el problema (valga la redundancia).
Pero también estamos aquellos que pensamos distinto. Tal vez tuvimos la suerte de una educación más abierta y más diversa. Se requiere un cambio urgente en la educación y no referida únicamente a la educación formal, a aquella que se da en la escuela.
En lugar de quedarnos sentados quejándonos y maldiciendo al alcalde (ganas no faltan) debemos trabajar desde nuestras posibilidades en una mejora en la formación integral de futuras generaciones, que abarque tanto lo académico como lo humano. A quien nunca le enseñaron a apreciar nuestra historia, nuestros vestigios, el arte en todas sus expresiones, nunca entenderá por qué deberían quedarse esos murales o por qué invertir en cultura es altamente necesario.
Insisto: solo así lograremos formar individuos con mayor empatía y mayor sensibilidad hacia el otro. Tal vez así en un futuro tengamos menos maltratadores de animales, menos racistas, menos xenófobos, menos homofóbicos y tal vez también tengamos otro tipo de autoridades: menos Julios Rosas, menos Tubinos, menos Castañedas.