Museos para sanar
Los museos como posibilidad de espacios terapéuticos. El caso del LUM
Hace mucho que se discute a nivel internacional la función actual de los espacios culturales - particularmente los museos - en la sociedad contemporánea. Qué lugar ocupan, cuál es el objetivo que persiguen, cómo pueden impactar en la vida del ciudadano común, cómo han cambiado la visión y misión de estos espacios a través del tiempo, entre muchas otras cosas.
Hoy se maneja la idea de que éstos son espacio vivos, que se retroalimentan de su público y que constituyen espacios de aprendizaje constante y de construcción de ciudadanía. Que antes de transmitir conocimientos específicos, transmiten experiencias y emociones que permiten conectarnos con otras formas de saber y de conocimiento. Las posibilidades son enormes.
No obstante los museos en Perú - especialmente los museos nacionales - aún no han reaccionado del todo ante estas prácticas que ya llevan varios lustros en el resto de Latinoamérica (solo por poner ejemplos cercanos).
La mayoría de museos aquí se siguen entendiendo como espacios estáticos, celadores de colecciones a la que solo unos cuantos privilegiados e iluminados pueden acceder y unos pocos entender. Son lugares que poseen una verdad absoluta e incuestionable, que además están para enseñar en el sentido más académico de la palabra.
Hace un par de semanas, tuve la oportunidad de visitar el denominado Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (sintetizado en las siglas LUM), el cual se encuentra aún desarrollando su última etapa antes de ser oficialmente inaugurado. Reflexioné mucho sobre el mismo y la enorme potencialidad que encierra.
Entendí que quizás cambiarle el nombre de Museo de la Memoria a Lugar de la Memoria era una forma de escapar de esta idea anquilosada de museo que aún se maneja aquí. Ello a pesar que el nombre "Lugar de la Memoria" es en sí mismo difuso y poco claro. (*Creo que eso de "Tolerancia e Inclusión Social" tiene más que ver con el gobierno de turno que con el concepto mismo del museo*).
Tal vez sea mi particular interés en el tema o mis casi cinco años de psicoanálisis, pero vislumbro la enorme potencialidad de que el LUM se convierta ante todo en un espacio terapéutico. Creo que ese debería uno de sus principales objetivos.
Espacio terapéutico entendido como espacio donde no solo vas a conocer o entender el proceso histórico acaecido entre 1980 y el 2000 (periodo cronológico en el que se centra el LUM), sino como espacio que te puede brindar la posibilidad de cuestionar aquello que das por sentado para propiciar una reflexión de lo que somos y lo que podemos ser. Un espacio que nos permita entendernos como sociedad actualmente y desarrollar una conciencia ciudadana, desarrollar el respeto por el otro (así piense distinto), entender la importancia de la necesidad de diálogo, entre otras cosas.
El Lugar de la Memoria debería utilizar la mirada al pasado para analizarnos como sociedad en el presente. Abrir la posibilidad de un lugar donde sea posible expresarnos aún cuando no estemos de acuerdo con lo que se nos muestra. Un lugar donde aprender a aceptar nuestras diferencias. Un lugar donde dejar ir nuestros fantasmas.
Autoanalizarse no es fácil. Requiere mucha fuerza interna enfrentarse con aquello que enterraste en tu memoria, enfrentarse a tus temores, reconocer tus propias debilidades, cuestionar tus pensamientos, tus decisiones. Implica cuestionar lo que dabas por sentado, desmenuzar aquello que está en lo más profundo de tu ser y ser capaz de procesar todo eso para poder avanzar. Lograr eso en un espacio colectivo es un reto enorme, pero que podría abrir esa ventanita de autoconciencia tan indispensable hoy en día.
No dudo que la labor realizada a lo largo de los años para sacar adelante este proyecto ha sido titánica y que ha encontrado grandes escollos en el camino.
Como indica su directora, Denise Ledgar, en la publicación del LUM:
"El proyecto del LUM es, sin duda, un proyecto peculiar. No se produce como resultado de las demandas de actores fuertemente posicionados, sino que se construye, más bien, en un contexto de indiferencia. Es un proyecto en el que nadie cree demasiado y que se presenta, entonces, no solo como un reto sino también como una oportunidad, pues ante el vacío surge la posibilidad de proponer"
Sé también que ha habido (y continúa habiendo) un intenso trabajo para delinear sus criterios y definir sus ejes temáticos. La propuesta conceptual del LUM trabajada hasta el momento ha sido sintetizada en esta publicación, que recoge el porqué de este lugar, el proceso participativo para su conceptualización y los fundamentos de la misma.
No quiero entrar en discusiones políticas sobre los enfoques ni los temas, ni mucho menos dar pie a los apasionados de uno u otro lado que a estas alturas parecen casi irreconciliables. Tampoco quiero entrar en análisis epistemológicos ni teóricos de lo que significa o implica un Museo de la Memoria. Ni mucho menos entrar a debatir la pertinencia de la ubicación centralista del mismo (Miraflores - Lima) y si realmente visibilizará a todos los actores involucrados en el conflicto. Creo que para eso hay varios análisis y estudios que abordan esta perspectiva (tanto del caso nacional como en el caso de museos de la memoria internacionales) que podrían ser materia de consulta.
Desde mi humilde opinión, como ciudadana y como profesional de museos, me gustaría ver en la museografía final, un enfoque multidisciplinario que abarque no solo las dimensiones históricas, las cifras y los hechos; sino también una mirada pedagógica y educativa desde la concepción misma del guion y un enfoque enriquecido por el aporte de profesionales de la salud mental, que creo que en este espacio en particular tienen mucho que decir.
Existe una crónica desatención a la salud mental en este país que repercute de forma directa en lo que nos ocurre actualmente como sociedad. La incapacidad de tolerar la frustración, de sentir empatía por el otro, de respetar opiniones divergentes. Y existe también un desconocimiento generalizado sobre las diferentes aristas implicadas en el entendimiento de la mente humana. Los Castañedas, los Alan, los Tubinos y muchos más, son consecuencia de esta indiferencia y egoísmo que se multiplica peligrosa y vertiginosamente.
Creo que un espacio como el LUM podría ser mucho más importante para construir un futuro. Tanto o más incluso que para entender y asumir el pasado.