Blanca Varela y el Manuscrito perdido
Y de cómo un profesor de escuela se aprovechó de la ignorancia e inexperiencia de tres adolescentes
...y una memoria sin tiempo ni lugar
Esta es una historia que nunca conté y que merece ser contada. De cómo conocí a Blanca Varela y me enamoré de su poesía. Y también de cómo tuve mi primer engaño y mi primera desilusión... académica.
es tan aguda la voz del deseo
que es imposible oírla
es tan callada la voz de la verdad
que es imposible oírla
"Supuestos"
Ejercicios Materiales
Blanca Varela
Esta no es solo mi historia. Es la historia de 3 adolescentes de quince años que estudiaban el curso de Literatura Peruana en Cuarto año de Secundaria de un colegio privado de Lima.
Hace 17 años ya, nos tocaba estudiar Literatura Peruana (el anterior habíamos visto Literatura Española y al siguiente nos tocaría Literatura Universal). Teníamos un profesor entusiasta que amaba las letras y que sentía especial pasión por la poesía (más tarde pensaría que, quizás, era un poeta frustrado que terminó de profesor de escuela).
Cuando nos tocó trabajar a los poetas de la Generación del 60, el profesor nos pidió formar grupos y nos asignó un poeta a cada uno. Debíamos hacer una exhaustiva investigación sobre el poeta asignado: su biografía, su obra y analizar a fondo un poema. Su afán era que nos involucráramos por completo con el poeta que nos había tocado. "Deben tratar de ponerse en contacto con el poeta que les toca, si es que está vivo; entrevistarlo, grabarlo" dijo.
A nosotras, tres amigas con predilección por la literatura y la historia, la tarea nos la tomamos muy en serio.
Nos tocó Blanca Varela. Antes de esa tarea nunca habíamos oído hablar de ella. Buscamos sus poemarios y los leímos hasta encontrar uno que nos gustara lo suficiente para analizarlo a fondo.
Nos enamoramos perdidamente de esa poesía directa, dura y deslumbrante. Teníamos una revista Somos de El Comercio, de diciembre del año 1996, en el que el periodista Mario Campos le había hecho una entrevista sumamente personal a Blanca Varela, titulada "El Amor, la Muerte y otras Sorpresas". Pensamos que si queríamos contactarla realmente para que nos dé una entrevista a nosotras, teníamos que contactar a ese periodista.
Ahí es donde comenzó la aventura. ¿Cómo consigues el teléfono de un periodista de un medio de comunicación tan grande, para pedirle el número personal de un entrevistado?A los quince el mundo es tuyo y nada es imposible. No sé por qué cuando te haces adulto todo parece tan difícil. Se nos ocurrió un plan.
Una de mis amigas tenía una tía periodista que residía en España... o una amiga de su tía, ya no lo recuerdo bien. Llamó al Diario El Comercio y solicitó el número personal de Mario Campos dando el nombre (y creo que el número de carné) de esa periodista, indicando que quería contactarse con él a propósito de esa entrevista que hiciera a Blanca Varela en el año 1996. Lo consiguió.
Lo siguiente era llamar a Mario Campos. Habíamos decidido ser sinceras con él así que sorteamos quién haría la llamada. Me tocó a mi. Con los dientes apretados y sudando de nervios marqué el número:
- "Hola, mi nombre es fulanita, estudio en el colegio tal, estoy en cuarto de secundaria y con dos amigas estoy haciendo una investigación sobre Blanca Varela... ¿sería posible que nos des su número de teléfono para entrevistarla?"
Silencio sepulcral al otro lado del teléfono acompañado de una fuerte respiración que duró algunos segundos que me parecieron una eternidad. Con voz agitada respondió:
- "Llámame más tarde"
Efectivamente llamé más tarde y me dio un número de teléfono. Y añadió:
- "Es el teléfono de su casa. No le digan quién se los dio. Suerte"
No tengo idea si él volvió a pensar en esa extraña llamada o si la recuerde siquiera, pero yo la recuerdo clara y vívidamente. Saltamos de alegría hasta el techo.
Llamamos a Blanca Varela, quien, absolutamente desconcertada después de oírnos accedió a darnos una entrevista... por escrito. Nos dio la dirección de su casa y pidió que dejáramos una hoja con las preguntas que queríamos hacerle. Indicó que luego pasáramos a recogerla.
Nos reunimos y pensamos en todo aquello que queríamos preguntarle, tres chicas de quince que nunca antes habían leído poesía y menos poesía peruana hecha por una mujer: ¿en qué se inspira? ¿Por qué le intersó la poesía? y recuerdo que le preguntamos también por Octavio Paz y Salazar Bondy.
Nos entregó una hoja de cuadernillo tamaño oficio rayada, escrita de su puño y letra con lapicero azul. Había copiado cada una de nuestras preguntas con su respectiva respuesta. Su caligrafía era hermosa. Respondió la mayoría de las preguntas, pero otras las dejó en blanco. Recuerdo claramente que una de las preguntas que dejó en blanco fue: "Para usted, ¿qué es el amor?"
Nos regaló también un libro autografiado: "Ejercicios Materiales". Con una linda dedicatoria que decía: "Para mis amigas de IV año de secundaria (...) con un afectuoso saludo de Blanca Varela"
Hicimos un gran trabajo que presentamos con mucho orgullo en clase, emocionadas de haber conseguido esa entrevista escrita. El profesor estaba más que feliz con todos los trabajos presentados, pero notamos su particular interés en el nuestro. Cuando presentamos el trabajo final, adjuntamos el manuscrito como un anexo. Ingenuas y bobas, adjuntamos el manuscrito original sin siquiera haberle sacado una miserable copia.
Conforme se acercaba el final de año, le pedimos insistentemente que nos devolviera el trabajo. Siempre se le olvidaba o estaba muy ocupado. Justo a fin de año nos lo devolvió... sin el manuscrito. Evidentemente fuimos a reclamarle. Y dijo que "se le había perdido".
Nunca le creímos. Nos sentimos estafadas y dolidas, pero en aquél entonces no supimos qué hacer. Sentimos que no nos había robado solo un papel. Nos había robado un pedazo de nuestra propia existencia.
Durante muchos años pensé innumerables veces en aquella experiencia. Tal vez ya no teníamos el documento, pero nos quedaba el recuerdo y la emoción de quien lo ha vivido. Contradictoriamente he pensado que si aquél profesor no hubiera tenido esa obsesión con la poesía quizás no hubiera descubierto nunca, o quizás muy tardíamente, a Blanca Varela y tampoco lo hubiera hecho de esa forma. Lo he vuelto a ver alguna vez. Nunca tuve el valor de confrontarlo ni de reclamarle. Tampoco tengo pruebas para acusarlo. Aunque para nosotras tres, siempre será un ladrón.
Tal vez algún día, ese manuscrito aparezca en algún lado.
Cada una de nosotras siguió un camino distinto, pero paralelo. Seguimos siendo grandes amigas que disfrutan de la historia, la cultura y la literatura.
Blanca Varela sigue siendo mi poeta favorita.
la que fui
la que soy
la que jamás seré
la de entonces
"Claroscuro"
Ejercicios Materiales
Blanca Varela