¿En qué piensan cuando se menciona la frase "el Museo Nacional"? ¿En el Museo de la Nación? Bueno, el Museo de la Nación fue un capricho del primer gobierno aprista. Creado por decreto, sin colección propia. Y ya no existe más como museo por otra decisión política.

En realidad, el primer Museo Nacional y el que responde a dicha denominación actualmente es el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú (MNAAHP). ¿Cuál? El que está en Pueblo Libre, por el Municipio. ¿Cuál? Sí, existen muchísimos peruanos (limeños) que no lo conocen.

Este museo alberga la colección prehispánica más grande del país, y una de las más importantes. También tiene una importante colección histórica.

Han pasado décadas desde su última remodelación (No estoy considerando acá a la Sala Paracas, pues considero que una remodelación debería ser integral para darle coherencia a un recorrido y a la forma en que se concibe el museo en su totalidad). En la actualidad, su museografía es fuertemente desigual y no se encuentra adecuadamente articulada. Conserva una exposición lineal, cronológica y sumamente densa, muy poco didáctica y por qué no decirlo, aburrida. No existe área educativa en el museo y ni siquiera tiene una página web. Sus depósitos no son adecuados.

Podría tomarme horas detallando su estado actual. Entre el año 2012 y 2013 se inició la elaboración de un proyecto integral para su remodelación total, que incluía nuevas áreas administrativas y de depósitos, remodelación completa de la infraestructura existente, una nueva museografía, nuevos servicios (cafetería, auditorio, plaza pública), la creación de una nueva área educativa, entre otros aspectos capitales para el adecuado funcionamiento de una institución tan importante. El proyecto existe (aunque no terminó de elaborarse y faltaba aún un largo camino por recorrer), pero aparentemente ya no se hará. Al menos, no en este gobierno.

Políticamente parece que resultaba más ventajoso crear un museo nuevo. Un proyecto que empezara desde cero. Imaginado como una especie de versión peruana del Museo Nacional de Antropología e Historia de México. Así de grande, así de fastuoso. Su costo seguro será mucho mayor y si llega a culminarse (porque este gobierno no lo hará, tendría que continuarlo el siguiente) es probable que los costos de operación y mantenimiento lo conviertan en un gran elefante blanco.

¿Por qué digo esto? Me explico: Sin un guion científico que avale su creación, sin un planteamiento museográfico previo, sin visión pedagógica y sin visión estratégica. ¿Por qué crear un nuevo edificio sobre algo que aún no tiene ningún sustento? Solo para comenzar, se necesitaría tener adecuadamente inventariada y catalogada la colección que lo compondría, cosa que puedo asegurar, no existe.

Plantear un nuevo museo de esas características y dimensiones es una tarea que debería tomar años para lograrse de forma óptima. Años que ningún gobierno está dispuesto a esperar. Todo indica que el Ministerio de Cultura no está trabajando con un rumbo fijo en el caso del Museo Nacional, en función de políticas culturales coherentes, para el bien común y para el desarrollo de la cultura, ni para la construcción de una identidad nacional que se refleje en un Museo Nacional.

Con pena y desagrado puedo decir - con conocimiento de causa - que gran parte de los actuales trabajadores del Ministerio de Cultura no están formados en gestión cultural y algunos no tienen ni siquiera capacitación en temas culturales y son estos los que están tomando decisiones de envergadura en proyectos de inversión pública que atañen al sector. La propia ministra actual ha demostrado desconocer realmente las funciones del Ministerio que maneja. Para muestra un botón: Diana Alvarez Calderón y el arte marginal.

No es fácil para nosotros como ciudadanos mirarnos de frente, invitar al debate y ser tolerantes. Un verdadero Museo Nacional debería abrir estos frentes de discusión para una construcción colectiva que enfrente temas actuales, vigentes y diversos como minorías, diversidad cultural, globalización, memoria. Un Museo histórico no debería ser más un espacio donde se guardan objetos del pasado ni tampoco un espacio donde admirar "la gloria de nuestros antepasados". Ante todo, debería ser un espacio vivo y en constante retroalimentación. Para conseguirlo, se requiere de un planteamiento sólido de origen que antes de pensar en el diseño arquitectónico, priorice el debate para identificar las directrices a seguir, la visión y la misión del mismo y las mejores herramientas para su ejecución.

Nada de eso se ha hecho. Se hizo un extraño concurso para el diseño arquitectónico el año pasado (donde el ganador se llevaba un diploma...), más por presión del gremio de arquitectos que por otra razón y se pretendía comenzar a construirlo a mediados de este año... (cosa que no sé si se dará, porque una infraestructura de esa envergadura no se hace en un año. No sé si siquiera se habrá terminado el expediente técnico de la obra) ¿Y el debate? ¿La concepción metodológica? ¿El guion museográfico? ¿El sentido pedagógico?

En la antítesis de lo anteriormente dicho, dejo aquí plasmado en resumen lo que significó la reestructuración del Museo Nacional de Colombia:

En un documento inicial, suscrito en 1996, se indicaba como objeto del mismo:

"Diseñar los instrumentos operativos que permitan programar y coordinar de manera eficaz los diversos estudios técnicos, la planeación de recursos humanos, la reestructuración institucional y los procesos de ejecución del Proyecto "Ampliación del Museo Nacional de Colombia", durante todo el periodo de su duración, el cual se estima entre 7 y 10 años"

Asimismo, durante 1998 se llevó a cabo el diseño de un programa de actividades académicas y de asesoría especializada para la construcción del "Plan Estratégico 2000-2010: Bases para el Museo Nacional del Futuro", encaminado a preparar la estructura institucional requerida para que el Museo esté en capacidad de conducir la primera etapa del proyecto de ampliación.

Estos documentos y el debate que suscitaron llevaron a la realización de cuatro coloquios diferentes sobre el tema. Se analizaron los logros obtenidos por el Museo, se evaluaron y proyectaron las colecciones existentes, se recurrió a la asesoría de expertos internacionales y a partir de ello se inició un riguroso proceso de clasificación de las colecciones, encaminado a permitir su sistematización para facilitar la investigación y gestión de la misma.

La reflexión iniciada también dio un espacio a los ciudadanos, quienes fueron partícipes directos en el debate para la reestructuración. Y todo el proceso dio un especial énfasis a la educación:

"La proyección educativa otorga sentido a las distintas funciones del museo; es así como diversos teóricos vinculan la educación en los museos con la exhibición y la difusión para constituir el llamado componente comunicativo de los museos, el para qué de las funciones de coleccionar, conservar e investigar"

Todo el proceso participativo, está ahora accesible al público en el Centro de Documentación del Museo.

Más allá de si lo óptimo es crear una nueva institución (El Museo Nacional que se pretende construir en Pachacamac) o reformular y repotenciar la existente (El MNAAHP), creo que queda claro que el proceso para lograrlo está a años luz de ser el adecuado. Lo más probable, si se sigue el camino actual, es que se esté gastando pólvora en gallinazo.

[La información del Museo Nacional de Colombia se tomó de la publicación: "Memorias del Coloquio Nacional: La educación en el Museo" Desarrollo y proyección de la misión educativa en el Museo Nacional de Colombia. Setiembre de 1999]