La codicia de Semana Económica
El problema de la visión de "desarrollo" centrada exclusivamente en el aspecto económico
"A pesar de la falta de terrenos, más de cinco millones de metros cuadrados se desperdician en los principales distritos de la capital"
Así comienza esta entrada de Semana Económica publicada el 29 de mayo de este año.
La lista es la siguiente:
- El Colegio Melitón Carvajal
- El Colegio Alfonso Ugarte
- La Sede PetroPerú
- El Ministerio del Interior
- El Hospital Víctor Larco Herrera
- La Universidad Nacional Agraria
- El Cuartel General del Ejército (el Pentagonito)
- La Base Aérea Las Palmas
- El Colegio San Agustín
- El "Cruce" de El Derby con El Polo
Dejemos a un lado el último (dado que se trata de un terreno privado donde no hay construido nada). Todos los demás "codiciados terrenos" que se "desperdician" pertenecen a colegios, hospitales, universidades, instituciones públicas castrenses y civiles, todos de carácter público con excepción del colegio San Agustín.
¿Qué ocurre con los genios de la economía en este país? ¿Los colegios, universidades, hospitales psiquiátricos, instituciones públicas no deberían estar en zonas urbanas, con facilidad de accesos, cerca a otros servicios públicos y privados, formando parte de nuestro entramado urbano? ¿Esos espacios, se desperdician? ¿Son terrenos baldíos, abandonados, acaso?
¿O como la etérea Madeleine Osterling, todos ellos creen que el "público objetivo" de esas instituciones no corresponde a los distritos donde se encuentran ubicados y mejor hay que mandarlos a "donde pertenecen" o mejor, a los extramuros de la ciudad?
Parece que además de MBA's en finanzas, marketing y afines, todos ellos tienen también un PHD en anemia y anoxia mental. Es gente que ha tenido acceso a colegios y universidades privadas, aquí y en el extranjero, así que no se les puede achacar falta de educación o ignorancia... esperen. En realidad sí. El problema SIEMPRE es la educación. Y el problema es la ENORME ignorancia de los sectores que manejan la economía del país.
En la práctica, los genios pragmáticos de la economía del país son analfabetos funcionales. Saben leer, escribir, leer cifras macroeconómicas y microeconómicas, pero son incapaces de pensar, analizar situaciones, interpretar diferentes contextos sociales, tener un pensamiento crítico y reflexivo, comprender que estamos mediados por una complejísima trama social y ni hablar de tener alguna sensibilidad artística, cultural ni académica. No necesitas egresar de una facultad de Ciencias Sociales ni de Humanidades para eso. Eso se inculca en la infancia y desde la escuela. Es parte de formar ciudadanos y seres humanos. A eso le llamo educar en el pensamiento crítico. Eso que aquí no existe. Ni en el Melitón Carvajal ni en el Markham.
Y definitivamente, egresar de alguna universidad gringa no te asegura tener visión de futuro para el desarrollo del país.
Veamos como un ejemplo, esta columna de Rolando Arellano para El Comercio del día 8 de junio de 2015 titulada "La cara de los no pobres" en donde, literalmente, hace referencia a las "caras de alegría" de éstos por poder comer pollo a la brasa y comprar vestidos de moda:
"Si tengo mayores ingresos, entonces puedo elegir si salgo a comer un pollo a la brasa con mi familia, si envío a mis hijos al colegio privado, si ahorro o si me compro un vestido de moda. (...) Esa capacidad de decidir les otorga poder frente a las empresas (...) Y eso no solo los hace importantes para las pollerías, sino también para las tiendas de ropa, cines o escuelas privadas, que deben atraerlos a su categoría antes que gasten su dinero en otros rubros"Si bien el mismo autor indica al final de su artículo que "más allá del poder de decisión en el consumo, salir de la pobreza tiene también muy importantes repercusiones políticas y sociales, que no podemos tratar ahora", es claro que salir de la pobreza está entendida desde la clase política y económica como un mayor poder adquisitivo y de consumo. Parece que creyeran que las repercusiones políticas y sociales vienen por defecto.
Y eso es tan superficial que de ninguna manera refleja un desarrollo o avance real. Ser un país del primer mundo está a años luz de eso. Verdaderos indicadores deberían ser la inversión en educación pública, la inversión en cultura, la formación de industria, el desarrollo de la ciencia y tecnología, la cantidad de artículos e investigaciones publicadas por las universidades, etc, etc.
Sí, Gonzalo Portocarrero tiene razón. "Seguimos siendo una sociedad colonial".