La foto de arriba es de un museo. ¿Verdad que casi parece conferencia de prensa de concierto k-pop en Lima? Se trata del Museo de Louvre en Paris y lo que todos tratan de fotografiar como locos es la no menos famosa Gioconda de Leonardo da Vinci.

Hace poco tuve la oportunidad de conversar con una persona con una educación superior a la del promedio y con muchos sellos en su pasaporte, y le mencioné que podría visitar con sus hijas algunos museos locales que ahora tienen interesantes programas familiares.

Su respuesta me dejó pensando... largo rato. "Siempre que viajo con mis hijas al extranjero trato de llevarlas a museos para que conozcan otras culturas"

Implícitamente eso significaba que no va, ni considera importante ir, a museos locales.

Su respuesta tiene múltiples lecturas. ¿Para qué conozcan otras culturas? O sea... ¿Da por sentado que 'nuestra' cultura la van a conocer en el colegio? ¿O no hay nada nuevo que puedan aprender en un museo? ¿O no es tan importante conocer 'nuestra' cultura?

Prefiero no hacer esa clase de conjeturas y centrarme en otro aspecto, que está íntimamente relacionado a lo anterior, desde un aspecto más macro: ¿Por qué hay gente que cuando viaja al extranjero hace cola para entrar a un museo y aquí nunca han visitado uno?

Creo que ha sido culpa de los museos peruanos. Tal vez a esta persona la llevaron a un museo de niño con el colegio. Tal vez lo que recuerda (si es que lo recuerda conscientemente) es lo mismo que yo recuerdo de mis visitas al museo con el colegio: un lugar oscuro, aburrido, extensa y aparatosamente aburrido, donde no podías hablar y debías caminar en fila india.

Además que debías anotar a la velocidad del rayo lo que hablaba la guía (al final casi ni mirabas el museo por tomar notas) para poder hacer luego el trabajo o informe que inevitablemente te iba a pedir la profesora, no importa si entendiste o no algo, mientras adjuntaras fotos a color de la visita.

Yo era algo rara y estaba absolutamente fascinada con esos objetos. Por supuesto que no recuerdo absolutamente nada que me pudieran haber dicho en esas visitas, pero recuerdo los objetos. Pero la mayoría no es así y seguro se llevaron un muy mal recuerdo.

Afortunadamente, esto ya no es así. Al menos, no en todos los museos. Mucho ha cambiado y ahora hay museos peruanos que buscan ser lugares memorables, con significado y convertirse en experiencias de vida. De esas que luego recuerdas con una sonrisa en la cara.

Un pequeño mosaico:

Cuando pensamos en museos en Perú, inevitablemente pensamos en museos arqueológicos. El Museo Larco, hace ya varios años, ha transformado la idea de "museo arqueológico" solemne, denso y aburrido. Solo dense una vuelta por los jardines, el café, la tienda y, claro está, por una exposición que te envuelve y te adentra en el Antiguo Perú, haciéndote sentir parte de esa historia. Una historia de la cual formamos parte y que antes parecía tan lejana. Fijo que no vuelves a mirar igual la historia del Perú. 

Hace poco se inauguró la nueva exposición permanente del Museo de Arte de Lima, hace ya algunos años conocido como el MALI. Una exposición que nada tiene que envidiarle a los grandes museos de arte del mundo, con el plus de que se trata de arte peruano, desde la época prehispánica hasta el indigenismo (el arte moderno y contemporáneo irá en otras salas que aún no han sido abiertas).

Ya he hablado en otro post de la nueva exposición permanente de la Casa de la Literatura Peruana. Pero vale la pena volverla a poner. No tiene pierde. La literatura como lectura transversal de nuestras identidades mezcladas, de nuestros sueños, nuestras proezas, nuestras frustraciones, nuestras percepciones, nuestros encuentros y desencuentros.

El circuito más in de Barranco no incluye solo el bar Victoria y el más tradicional no solo incluye al Juanito. El nuevo circuito de museos de Barranco tiene al Museo de Arte Contemporáneo (MAC), al Museo Pedro de Osma y a MATE (el Museo de Mario Testino). 

Los tres son museos de arte, pero abarcan perspectivas distintas.

El Museo de Arte Contemporáneo nos adentra en este tipo de arte, muy actual y a veces un poco incomprendido. Afortunadamente utiliza recursos didácticos y tiene interesantes perspectivas educativas para que el público no se sienta ajeno y para que disfrute de una visita que rompe estereotipos.

El Museo Pedro de Osma tiene una riquísima colección de arte virreinal, pero ha sabido darle a la misma una mirada muy actual. Se trabajan temas variados, como mestizaje, género o religiosidad, desde perspectivas muy lúdicas y que tienen mucha relación con nuestra actual sociedad. Todo eso gracias a un nutrido y eficiente equipo de educación. Y es que tienen que ver la cara de los niños cuando se aparece un Arcángel arcabucero para hablarles.

Finalmente está MATE, un espacio de arte fotográfico, y es que... Mario Testino es el artífice de este espacio. Y además de fotos icónicas de Madonna o de Kate Moss, aquí encontrarán algunos proyectos fotográficos sumamente interesantes, tanto de Mario Testino como de otros artistas. Alta Moda fue quizás el proyecto fotográfico de Testino que más me ha impactado. 

Luego de estos recorridos, ya puedes terminar la noche en el bar Victoria o en el Juanito.

De a pocos se abren cada vez más espacios, o se renuevan los que ya existen. 

Hay otros museos que aquí no he mencionado tan extensamente y que vale la pena conocer: el Museo del BCR en el corazón del Centro Histórico, con una colección mixta (arqueológica, artística y también numismática, o sea, de monedas), el Museo de la Cultura Peruana (a pesar del nombre, no tiene colección histórica sino de arte popular peruano), el Museo Amano, museo arqueológico que acaba de reabrir sus puertas y que no he comentado aquí más extensamente porque aún no he ido a conocerlo (tarea pendiente), el nuevo Espacio Fundación Telefónica, interesante espacio expositivo que mezcla nuevas tecnologías, arte contemporáneo y temas variados; y un largo etcétera de nuevas posibilidades para divertirse, descubrir, asombrarse y conocer un poquito más.